Habitar este territorio desde hace años, ha significado el reconocerme inmersa en su acontecer. Siendo el mundo natural circundante lo que capta mi atención con especial interés, poco a poco he ido sintonizando y desarrollando una familiaridad con los ritmos y ocurrencias del lugar, viviendo y sintiendo el paisaje, y permitiéndome gozar del asombro y sobrecogimiento que surgen cuando contemplo la inmensidad y complejidad de este bosque seco tropical.

​

Recorrerlo, sobretodo caminando, me ha permitido no sólo conocerlo, sino reconocerlo mediante el alcance y agudeza que los sentidos ofrecen. Moverme a través de él, es una experiencia en donde el cuerpo y la mente como receptores están en constante apertura para captar y luego elaborar, en este caso, apuntes visuales de lo que ha llamado mi atención. 

​

He descubierto, que si bien muchas de las plantas ilustradas son nativas de este duro y hostil ecosistema del bosque seco tropical, otras tantas han sido introducidas por quienes llegamos sin tener idea del lugar al que arribamos y cómo lo alteramos. Sin embargo, es justo esta confluencia de especies, con sus correspondiente beneficios y perjuicios, lo que al fin y al cabo le conceden a Barichara y sus alrededores la gracia que muchos admiran.

​

De esta manera, este proyecto estructurado a partir de ilustraciones botánicas en acuarela y el libro ‘Flora en el Andar’, los concibo como un homenaje a la espectacularidad de estos parajes, al aprendizaje que me conceden y a la inevitable sensación de aprecio y el resultante cuidado que siento hay que procurarle a este lugar que hoy me acoge y me resguarda.