Proyecto Invisible
Este programa opera por invitación a individuo y colectivos con proyectos estructurados y desarrollados para apropiarse temporalmente del espacio con la pretensión de hacerse visible al otro. De esta forma, Proyecto Invisible habilita el espacio como vehículo para profundizar en el pensamiento y reflexiones que plantean los invitados desde su campo del conocimiento.
Peregrinaciones
Andar como acto improductivo, Recolectar como memoria del paisaje.
Juan Abel Mejía
"El Andar en una acción simbólica que permitió que el hombre habitara el mundo, al modificar los significados del espacio atravesado, el recorrido se convirtió en la primera acción que penetró en el territorio. Es la relación más básica entre el hombre y el territorio”
Francesco Careri
El andar cómo práctica asume el camino como lugar y no sólo como un elemento que conduce de un punto a otro, desde ahí lo convierte en un relato del espacio atravesado, un recorrido como estructura narrativa (signo). Con este instrumento narrativo sobre el espacio y el tiempo se establece una posición política frente al acto productivo del proyecto contemporáneo. Es un andar que valora el tiempo improductivo que se resiste al sistema de consumo.
Recolectar objetos del camino es una estrategia simbólica sobre la memoria del territorio que no implica la transformación física del mismo, ni la imposición de materiales nuevos que lo puedan agredir. Al recolectar sencillos elementos se pretende respetar el entorno sin dejar huella permanente, transformando levemente la superficie del mismo sin incidir irreversiblemente en él.
A pesar de que estos actos no constituyen una construcción que transforma físicamente el espacio, como se abordan los actos de andar y recolectar implican la transformación simbólica del paisaje sin dejar señales tangibles.
Es así como Peregrinaciones se presenta como celebración del paisaje, ritual a través de la naturaleza y respuesta política al frenesí productivo contemporáneo. El proyecto réplica el gesto de caminar por senderos en el campo y con él pretende habitar el mundo, abordar el paisaje y reconocer el territorio. En el deambular se recolectan sencillos elementos simbólicos que funcionan como mecanismo de memoria, así convierte el acto de recorrer el espacio-tiempo en forma, siempre con el interés de no agredir la naturaleza y el territorio.
El proyecto, que inició en el año 2000 y continua hasta la fecha, presenta en el Jardín Invisible unas piezas en diversos lenguajes que funcionan como una traducción para reflexionar sobre los planteamientos que lo motivan.